Presura Corporal

En la última enseñanza de Lacan, podemos encontrar un cambio de lectura interesante para nuestra clínica psicoanalítica. Esta nueva configuración, está en relación al registro de lo imaginario y al concepto de sínthome. Esto, nos permitió advertir los diferentes modos de anudamiento borromeo o no borromeo en esta articulación entre los tres registros. El que demanda, nos trae un padecimiento de lo que no anda. Pero ese saber no está en relación al inconciente entendido en su momento como aquello a descifrar por el sentido, sino está en relación a una dificultad en lo imaginario corporal. Algo que no se anuda, que se suelta, que se le cae, que no le alcanza, que no anda, que lo quiere transformar. Algunos pacientes cuando comienzan con el tratamiento hormonal para la transformación, transición y/o sustitución de los caracteres sexuales secundarios originales en pos de inducir los del sexo buscado, anhelan que los mismos sean vertiginosos y fulminantes. El deseo por alcanzar ese cuerpo, es mayor a los efectos inducidos por las hormonas que se dan solo gradualmente. En este punto, la imagen corporal se ve permanentemente amenazada por los excesos en sus actos. Ellxs quieren sentir inmediatamente que tienen ese cuerpo anhelado y algo del armado de este se les escabulle. ¿Cómo se sostiene la imagen corporal? Si lo social e Institucional toma prevalencia de nudo para reinvindicar la autopercepción, esta presura está en relación al goce fálico que fuera de cuerpo pide y pide esa transformación? ¿Esta vertiginosidad está en relación al goce femenino que no tiene límite? ¿Qué interviene en esta gradualidad para que acontezca este cuerpo?